¿Cómo podemos reforzar el sistema inmune?
¿Cómo podemos reforzar el sistema inmune? Seguro que esta pregunta ha pasado por vuestra mente más de una vez, sobre todo cuando tenemos hijos pero,
El sueño es uno de los pilares fundamentales del bienestar infantil. No solo es esencial para el crecimiento físico, sino también para el desarrollo cognitivo, emocional y social. Un buen descanso permite a los niños procesar la información del día, consolidar recuerdos y recargar energías para el día siguiente.
Para darnos más información al respecto, en nuestro último #ExpertoalHabla contamos con Ana Panelles, mamá de 3 peques y fundadora de Ducha, cena y a dormir, un proyecto de asesoría especializada en el sueño de los más pequeños.
No os perdáis este vídeo si queréis aprender a implantar una buena higiene del sueño y disfrutar de las vacaciones sin preocuparos en exceso por las rutinas diarias.
Para ayudaros en todas las etapas, en este artículo exploramos las necesidades de sueño por edad, cómo fomentar buenos hábitos de sueño, consejos prácticos para ayudar a tu hijo a dormir mejor, y cómo manejar el sueño durante las vacaciones de verano.
El buen estado y funcionamiento de la microbiota intestinal es una cuestión multifactorial, pero se sabe de varias cuestiones fundamentales que afectan a su óptimo estado:
Las necesidades de sueño varían significativamente a lo largo de las etapas de desarrollo infantil:
– Recién Nacidos (0-3 meses): Necesitan entre catorce y diecisiete horas de sueño por día, distribuido en múltiples siestas cortas.
– Bebés (4-11 meses): Requieren de doce a quince horas de sueño diario, con siestas durante el día.
– Niños Pequeños (1-2 años): Necesitan entre once y catorce horas de sueño, incluyendo una o dos siestas.
– Preescolares (3-5 años): Deberían dormir entre diez y trece horas, generalmente con una siesta por la tarde.
– Escolares (6-13 años): Necesitan entre nueve y once horas de sueño nocturno.
– Adolescentes (14-17 años): Deberían dormir entre ocho y diez horas por noche.
La higiene del sueño puede y debe comenzar desde muy temprano. Incluso los bebés pueden beneficiarse de una rutina de sueño consistente.
“Prueba a dejarlo tumbado a tu lado en el sofá, a ver qué pasa. Pon una mantita y déjale ahí tumbado mientras tú estás cenando. Hay muchas veces que ellos solos van a ir cerrando los ojitos. De este modo, a ese niño le están dando la posibilidad de que entienda que también se puede dormir solo, sin necesidad de moverle y no forzado.”
Con los bebés de hasta un año puedes empezar con una rutina sencilla y relajante antes de dormir, como un baño tibio, un masaje suave, o leer un cuento. Es importante que los bebés aprendan a dormirse solos: prueba a acostarlo cuando veas que está a punto de quedarse dormido.
Entre uno y tres años, los niños responden bien a rutinas estructuradas. Establecer un horario fijo para dormir y despertar, limitar las actividades estimulantes antes de acostarse y crear un ambiente tranquilo y oscuro son claves.
Los preescolares (hasta cinco años) ya deben continuar con una rutina consistente, limitando el tiempo frente a pantallas, sobre todo antes de dormir. Asegúrate que el niño tenga suficiente actividad física durante el día, preferiblemente con luz solar, ya que favorece la producción de melatonina, la hormona que regula los ciclos del sueño. Esto le ayudará a implantar una buena rutina de sueño de cara a la edad escolar.
En escolares y adolescentes es vital mantener un horario regular, incluso los fines de semana, pero también limitar el uso de dispositivos electrónicos, principalmente antes de acostarse (cuyo uso es más habitual a estas edades). Fomenta con ellos actividades relajantes por la noche.
“Ir poco a poco desde muy pequeñitos probando a que se duerman tumbados ayuda muchísimo. Sin horarios, sin forzar, que un día no cuela, no cuela, que otro día cuela dos veces, dos veces. O sea, no es a la fuerza, es ir probando. Atrévete a probar para que ese niño sea capaz de dormir en brazos, en el porteo, en el carrito, tumbado con papá, o sea, con muchas opciones.”
Establece una rutina constante que ayude a los niños a saber qué esperar y cuándo. Actividades como un baño, leer un cuento, un masaje con algún aceite o escuchar música suave pueden ser parte de esta rutina. Además, debes procurar un lugar propicio para el sueño de tu peque… su dormitorio debe ser oscuro, silencioso y fresco (las cortinas opacas y el ruido blanco pueden ser tu aliado).
Recuerda que incluso en edades tempranas, la exposición a pantallas es crítica y esta debería ser nula tanto para el buen sueño del bebé como para su desarrollo cognitivo y sensorial. Además, la exposición a esta iluminación intensa modifica su ciclo y regulación del sueño. Cualquier estimulación antes de dormir es un impacto negativo: la calma debe estar en todos los lugares de tu casa.
Un buen tip es observar las señales que nos da nuestro peque: frotarse los ojos, las orejitas, bostezar o mostrar irratibilidad son algunas señales de que tu bebé está listo para dormir. Acuéstalo cuando notes estas señales para que se duerma más fácilmente y ayudarle en su autonomía de sueño. De lo contrario, entraremos en lo que conocemos popularmente como “se ha pasado de rosca” y le costará mucho más conciliar y mantener el sueño..
El verano trae consigo cambios en la rutina diaria debido a las vacaciones, actividades al aire libre y horarios más flexibles. Horarios descontrolados en vacaciones, dificil conciliación laboral, días más largos… Controlar los horarios en verano no es fácil pero es crucial para una mejor adaptación de tu peque cuando vuelva a la rutina. Por ello es vital no hacer cambios drásticos en este periodo estival, intentando mantener la rutina.
“Por ejemplo, no suelo recomendar hacer el cambio de número de siestas en verano, porque si justo hacemos el paso a una siesta menos en verano, habrá que adelantar la hora de dormir y nadie en verano se quiere acostar pronto.”
Aunque los horarios pueden ser más flexibles, intenta mantener una rutina regular para acostarse y levantarse, y respetar las ventanas de sueño en base a su edad. Esto ayuda a regular el reloj biológico de tu hijo.
Aprovecha la luz natural, ya que exponer a tu peque a la luz solar puede ayudar a mantener un ciclo sueño-vigilia saludable. Como hemos dicho, por la noche reduce la exposición a la luz artificial para facilitar la producción de melatonina.
Si por cualquier circunstancia debes o quieres cambiar la hora de acostarse, hazlo de manera gradual, adelantando o retrasando el horario en incrementos de quince minutos cada pocos días.
Las siestas son esenciales para el desarrollo y bienestar de los niños pequeños, proporcionándoles el descanso necesario para recargar energías y regular su estado de ánimo. Sin embargo, gestionarlas puede ser un desafío para muchos padres.
“No sólo hay que considerar el número de siestas sino también la calidad de la siesta. Si ha hecho una siesta de dos horas, quizá aguante un poco más que si ha dormido veinte minutos.”
Intenta respetar los mismos horarios, pero considerando que las ventanas de sueño suelen ser móviles. No te frustres si no se duerme “a la hora que le toca”. Como hemos dicho antes, observa las señales de sueño y provee a tu peque de un lugar propicio para el sueño.
La duración de la siesta varía según la edad y el niño. Como referencia, los bebés de uno a dos años suelen necesitar siestas de una a dos horas, mientras que los niños de tres a cinco años pueden dormir de una hora a una hora y media.
No te desanimes si tu hijo no siempre duerme la siesta como esperabas. Sé paciente y flexible, y con el tiempo tu hijo encontrará su propio ritmo.
El llanto es la forma principal de comunicación de los bebés, y puede ser un desafío para los padres identificar la causa y calmarlos.
– Asegúrate de que el pañal esté limpio y seco, un pañal mojado o sucio puede ser una fuente de incomodidad para tu bebé y provocarlo a llorar.
– Ofrécele el pecho o el biberón; si tu bebé tiene hambre, alimentarlo puede calmarlo y ayudarlo a dormirse.
– Acúnalo o mécelo. El movimiento suave y rítmico puede ser muy relajante para los bebés.
– ¡Recuerda! Ambiente seguro y tranquilo: oscuridad, frescor y silencio.
Ten paciencia y comprensión, llorar es una parte normal del desarrollo del bebé, con el tiempo aprenderá a calmarse y dormirse por sí mismo.
Si el llanto de tu bebé es persistente o inconsolable, o si presenta otros síntomas, debes consultar con tu pediatra para descartar cualquier problema médico subyacente.
Las necesidades de sueño varían según la edad. Consulta las pautas mencionadas anteriormente para conocer la cantidad de sueño recomendada para cada grupo de edad.
Si tu hijo tiene pesadillas, consuélalo y asegúrate de que se sienta seguro. Las pesadillas son comunes y generalmente disminuyen con el tiempo. Durante el día evita los contenidos o elementos que puedan generar miedo a tu peque. Quizás ese payaso que ha visto a mediodía esté impidiéndole conciliar el sueño.
Si tu hijo se despierta durante la noche, intenta tranquilizarlo sin sacarlo de la cuna o cama. Fomenta que vuelva a dormirse solo para que aprenda a manejar los despertares nocturnos.
Pero si optáis por el colecho, no os sintáis culpables por ello y disfrutadlo, tarde o temprano aprenderá a dormir en su cuna o en su camita.
Sí, muchos niños pasan por fases en las que se resisten a ir a la cama. Mantén la consistencia en la rutina de sueño y utiliza
técnicas de refuerzo positivo para fomentar buenos hábitos de sueño.
El colecho posee múltiples beneficios, pero en bebés muy pequeños puede aumentar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Aprende cómo mantener a tu peque seguro en las noches.
Asegurar un sueño adecuado es vital para la salud y el desarrollo de los niños. Siguiendo estas pautas y consejos, los padres pueden crear un ambiente propicio para el descanso y ayudar a sus hijos a establecer hábitos de sueño saludables.
Cada niño es único y puede tener necesidades de sueño ligeramente diferentes, por lo que es importante estar atentos a sus señales y ajustar las rutinas según sea necesario. Si los problemas de sueño persisten, es recomendable consultar a un pediatra o especialista en sueño infantil como Ana Planelles de @duchacenayadormir.
Un buen sueño no solo beneficia a los niños, sino que también contribuye a la armonía familiar al mejorar el bienestar de todos en el hogar.
¡Buenas noches y dulces sueños!
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