El hecho de convertirse en madre, padre y la creación de una familia son unas de las etapas más importantes y trascendentales de la vida y, como tales, también entrañan cierta complejidad emocional. Tenemos que conocer a nuestro/nuestros bebés, conocernos (a nosotras mismas y a nuestra pareja) en la faceta de madre y de padre; así como encajar al entorno en esta nueva etapa a familiares y amigos.
La vida cambia al convertirse en madre y el cerebro también. En esta nueva etapa, se dan un gran número de cambios físicos y emocionales que se presentan a borbotones en el postparto inmediato, un momento de máxima trascendencia y sensibilidad en la vida de una mujer en el que hay que prestar especial atención a su salud mental.
Durante los primeros días tras el nacimiento de su bebé, la madre debe aprender a convivir con una mezcla de emociones positivas como el amor puro e incondicional, la ilusión, la alegría, el orgullo, la plenitud… con otras no tan positivas como la frustración, el miedo, las dudas, la tristeza o la culpa, agravadas por el baile de hormonas, la falta de sueño y el agotamiento habitual del postparto. Si este entramado no se gestiona correctamente, puede derivar en trastornos más complejos que pongan en riesgo la salud de la madre y también del bebé, ya que éste necesita a una figura emocionalmente sana y disponible que sea capaz de atender sus necesidades físicas y emocionales.
“En los primeros años se cimienta la salud mental de una persona. Hay que invertir en los cuidados de las madres para cuidar a los bebés y a los niños, garantizando un correcto desarrollo psicológico y evolutivo”
Calmarse para calmar. Cuidarse para cuidar. En este sentido, es importante destacar que un bebé, durante los primeros días, semanas y meses de vida necesita estar muy cerca de su madre, y esta cercanía constante será la que permita que se establezca el vínculo necesario entre ambos para que el bebé pueda crecer sano y con un apego seguro.
Cuando el bebé nace no tiene conciencia de sí mismo y piensa que es un “todo” junto con el cuerpo de su madre, como si fueran la misma persona, se produce el fenómeno que Nils Bergman llama bonding o díada madre-bebé.
“Con prevención y detección precoz conseguiremos que la mujer viva su maternidad de un modo tranquilo y que los problemas no lleguen a afectar a la salud de su bebé”
Sabina del Río es psicóloga y escritora. Dirige un centro de psicología especializado en maternidad y crianza, Calma Psicología (@infocalmapsi en redes sociales) donde trata a diario a mujeres (y también hombres, aunque con menor frecuencia) con problemas derivados de todas las etapas perinatales: parejas sometidas a tratamientos de fertilidad, mujeres embarazadas que tienen diferentes tipos de miedos o que sienten rechazo por su bebé, otras que están en la última etapa de su embarazo y tienen pánico al parto o mujeres que acaban de ser madres y sufren trastornos de ánimo. Tras años de experiencia tratando estos casos, decidió escribir, junto a Natalia Valverde, el libro “Ante todo mucha calma”. En sus páginas se ofrece un repaso de todos los problemas psicológicos que pueden surgir a lo largo de este proceso y se aconseja vivir todas las etapas desde la tranquilidad, para disfrutar de manera plena de la crianza.
Su objetivo, como profesional de la Salud Mental Materno-Infantil es dar a conocer, difundir, visibilizar, divulgar, formar e informar sobre la importancia de las emociones tanto durante el embarazo, parto; así como en las madres, recién nacidos y primer año de vida del bebé.