¿Cómo podemos reforzar el sistema inmune?

Seguro que esta pregunta ha pasado por vuestra mente más de una vez, sobre todo cuando tenemos hijos pero, desde hace un año y medio, ha pasado a ser una preocupación todavía mayor con la llegada del Covid19 a nuestras vidas.

¿Cómo podemos reforzar el sistema inmune?

A priori, a todos nos vienen varias recomendaciones básicas a la cabeza.

1. Mantener una dieta sana y equilibrada.
2. Cuidar nuestra higiene.
3. Tomar el sol de forma moderada.
4. Practicar ejercicio de forma regular.
5. Mantener una buena hidratación.
6. Cuidar las horas de descanso para lograr un sueño reparador.
7. Evitar el estrés.

Consejos que todos conocemos de sobra y que intentamos cumplir en la medida de lo posible, pero cierto es que el frenético ritmo de vida, y la falta de tiempo, no nos permiten hacerlo como nos gustaría ni como deberíamos.

Aunque es una cuestión que nos preocupa a todos, la pregunta sobre cómo reforzar el sistema inmune se repite año tras año en la consulta de todos los pediatras al inicio de cada curso escolar, sobre todo cuando se trata de madres y padres que van a escolarizar por primera vez a sus pequeños.

Aunque todos los consejos enumerados son necesarios e importantes, vamos a profundizar en aquellos que requieren una mayor atención por nuestra parte.

En primer lugar, tenemos que asumir que, hagamos lo que hagamos, es muy probable que se pongan malitos y que, los primeros meses, vivamos encadenando un virus tras otro, pero sí que está en nuestra mano intentar que la repercusión de estos sea menor fortaleciendo su sistema inmunológico, y tomando ciertas medidas preventivas que pueden reducir considerablemente el número de enfermedades futuras.

¿Cómo?

Haciendo de la comida nuestra medicina. Comer va mucho más allá de alimentarse, se trata de nutrirse, ya que de esto depende en gran parte nuestra inmunidad. Una alimentación sana y equilibrada es la base de todo. Y, en concreto, una alimentación que favorezca el equilibrio de la microbiota, ya que esta posee una relación directa con nuestra inmunidad.

Una microbiota intestinal sana y equilibrada evita el desarrollo de bacterias patógenas, mejora la protección del tejido intestinal, ayuda a producir nutrientes que son importantes para la función intestinal y estimula la producción de citoquinas, que coordinan la respuesta inmune.

Para ello, es imprescindible limitar el consumo de azúcares y de alimentos procesados ricos en sal y en grasas saturadas. Y aumentar aquellos alimentos prebióticos y probióticos que resultan beneficiosos para nuestra microbiota. (link a post microbiota).

Alimentos prebióticos son aquellos ricos en fibra soluble que no se puede digerir, como legumbres o verduras fibrosas. En cuanto a los alimentos probióticos, primero debemos saber que los probióticos son microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas, son beneficiosos para nuestra salud. Por ejemplo, el yogur natural o los encurtidos.

Es crucial educar en unos hábitos alimenticios desde la infancia, puesto que estos repercutirán en nuestra salud futura. Debemos priorizar alimentos frescos y naturales, sin olvidar las fuentes de vitamina C (naranjas, kiwis, fresas…), ni los antioxidantes, elementos elementos que protegen a las células de nuestro cuerpo frente a la agresión de los radicales libres como los arándanos, boniato, brócoli…). La base de su alimentación debe ser la fruta, verdura, frutos secos y farináceos.

Además, podemos incluir en nuestra dieta complementos alimenticios que contengan el probiótico L.reuteri DSM 17938, ya que la World Gastroenterology Organization afirma que se ha demostrado su efectividad en la prevención de diarrea aguda, trastornos gastrointestinales e infecciones comunes en escuelas infantiles.

Partiendo de que una alimentación saludable es el pilar, también debemos cuidar las horas de descanso manteniendo unas buenas rutinas de sueño. Bebés y niños necesitan entre 10 y 14 horas de descanso, como mínimo. De esta forma, sus cuerpos estarán mejor preparados para protegerse de virus, gérmenes y bacterias.

Seguro que también habéis escuchado sobre las bondades de los baños de sol, ya que nuestro cuerpo produce Vitamina D cuando se expone directamente a él (evitando las horas centrales y bien protegidos). La vitamina D ayuda a absorber el calcio y juega un importante papel en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. Niveles bajos de vitamina D están relacionados con enfermedades autoinmunes y los trastornos inflamatorios intestinales.

Por este motivo, es necesario realizar a diario actividades al aire libre, o dar un pequeño paseo de 20/30 minutos el día que el tiempo no nos lo permita. Una vida activa es una hábito saludable por varios motivos:

  • La actividad física puede ayudar a eliminar bacterias de los pulmones y las vías respiratorias. El aumento de temperatura corporal también ayuda a combatir el crecimiento bacteriano.
  • Además, el ejercicio activa los anticuerpos y los glóbulos blancos, células del sistema inmunitario responsables de combatir las enfermedades.
  • Disminuye la secreción de hormonas del estrés, causante y agravante de muchas enfermedades.

    Son muchos los factores que influyen en nuestro sistema inmune, pero con una alimentación saludable y equilibrada, cuidado nuestro descanso, una vida activa al aire libre y unos buenos hábitos de higiene, estaremos aportando a las defensas todo lo que está a nuestro alcance, y dándole herramientas para poder hacer frente patógenos y agentes externos dañinos.

artículos relacionados

¿QUIERES FORMAR PARTE DE
NUESTRA FAMILIA VIRTUAL?

¡SUSCRÍBETE A REUTERI NEWS!

Un espacio en el que te brindamos consejos, luz y calma para que puedas disfrutar de la bonita aventura de convertirte en madre, padre y formar una familia.